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Cómo pasar el invierno -2008-
DE HULE
lo noté el 5.6.08

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Soy berreta.

Porque a partir de acá, para explicar por qué soy berreta, voy a empezar un montón de oraciones de la misma forma; con un “Porque…”, un recurso ya bastante gastado.

Porque escribo un manifiesto, a pesar de que no me gustan los manifiestos porque pretenden ser ideas acabadas.

Porque ya me estaba yendo a la cama a leer un poco más ese texto al que le tengo miedo, y empecé a elucubrar estas idioteces, que me hicieron prender la computadora de nuevo, y congelarme en esta silla. Porque ni siquiera me digné a agarrar una lapicera y hacerlo a mano.

Porque le tengo miedo a los textos. Porque perdí el hábito de lectura hace muchos años.

Porque dejé de ser la ñoña feliz que era.

Porque lo poco que leo, no se me queda.

Porque las 6 o 7 ideas remendadas a las que adhiero (que en general son críticas), las saqué de unxs pocxs otrxs (con lxs cuáles –y esto lo digo poniéndome nostálgica y cursi- ya poco vínculo cotidiano me queda).

Porque no puedo analizar los textos y hacer elaboraciones serias. Porque jamás hice una monografía. Porque no puedo respaldar nada de lo que diga, con alguna cosa leída, o con alguna cita de alguien conocidx.

Porque en realidad, me cago en lxs que se lo pasan haciendo intertexto, y dejando a gente -como yo- arafue de las discusiones/intercambios. Pero me regocijo cuando entiendo de qué mongo hablan.

Porque me hago listas mentales de conceptos que nunca entenderé a fondo, sin que me sean explicados por esxs otrxs (la postmodernidad, la relatividad, la física cuántica, el peronismo, la globalización, la antipsiquiatría).

Porque suelo darme cuenta muy tarde de cosas que son primordiales (muuuuucha gente que está en el ámbito del teatro independiente es más careta que López Murphy), y suelo ponerme ansiosa con cosas que no valen la pena en absoluto (¡¡¡los cuchillos van con el filo para abajo en el secacubiertos!!!).

Porque soy berreta. Porque no sé argumentar. Porque soy bruta. Porque soy ignorante. Porque me cuesta estudiar. Porque me digo cosas que jamás les diría a otrxs, y que de hecho me parecen terribles.

Porque no soy indiscutiblemente linda, ni raudamente fea. Porque existo en un ‘ni’ desagradable.

Porque a veces busco los “ni”, desesperadamente, y los disfrazo de “equilibrio necesario”.

Porque no me gusta lastimar a nadie. Pero ese cuidado no lo practico mucho conmigo.

Porque de tan comedida que me pongo a veces, evito preguntar demás para no incomodar, y termino siendo una seca.

Porque de tan comedida que me pongo a veces, sobrepregunto por la comodidad de lxs otrxs, y termino siendo una pesada.

Porque me proclamo berreta, y la berretitud es cualquiera.

Porque para decir cosas importantes, doy tantas vueltas suavizándolas, que termino no diciendo nada, y encima lxs demás terminan sintiéndose atacados, por semejante bestia rabiosa, sin que sea mi intención en absoluto. Porque a veces me voy de boca.

Porque les atribuyo pensamientos a lxs demás, y escucho poco.

Porque soy friolenta. Y ando toda tapada por la vida. Y me siento fea.

Porque armé un blog un poco temático del frío y del invierno, en el cuál sólo sigo escribiendo idioteces pequeñas, y me miento diciéndome que me da lo mismo que las lean 1, 5, o 16754 personas, cuando por supuesto quisiera que lo lean todxs lxs príncipes/cesas azules, coloradxs, y amarillxs que quieran amarme y ser amadxs por mí.

Porque enarbolo la bandera de la multigamia, pero le tengo terror al amor cuando viene de a uno solito, o de a medio, o de a un cuarto. (Porque me acabo de cachar a mí misma midiendo al amor en fracciones.)

Porque digo que le tengo terror al amor, pero lo deseo infinitamente. A la manera de la Dama y el Vagabundo comiendo tallarines del mismo plato, y todo, eh.

Porque jamás estoy segura de lo que dije en la oración anterior, por más convincente que haya sonado.

Porque ahora quisiera volver a releer todo esto y cambiar todas las veces que puse el verbo “ser”, por el verbo “estar”. Pero lo dejo así, porque soy berreta, y me estoy durmiendo.

Y, por último, soy berreta, porque esto no es más que darme con un caño al pedo, y encima seguramente, lo voy a andar leyendo por ahí, mostrándolo como proeza (“Miren, miren que berreta que soy”.)

Ya está.